lunes, 29 de julio de 2013

Un boceto de El Salvador, de la primera mitad de los años sesenta

La mayor parte de los dibujos conocidos de Manolo Safont son difíciles de situar cronológicamente, porque en casi ningun caso se encuentran fechados, motivo por el cual hay que acudir a su comparación con cuadros cerámicos que sí lo están, o que sencillamente por conocimiento directo se sabe cuando se llevaron a cabo.

Sería el caso de este boceto que representa la imagen de El Salvador, patrón de Onda, cuya festividad está ya muy próxima, razón por la cual lo hemos elegido para esta entrada en el blog.

El dibujo es muy esquemático, pero estoy realizado con mucha soltura, tal como la práctica totalidad de los conocidos. Mide aproximadamente 8 x 25 cms., y se le supone boceto de algun cuadro que pudo llevar a cabo, como sucede con otros bocetos de santos y vírgenes realizados en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo.

Por su estilo en este caso se trataría de un dibujo realizado a comienzos de los años sesenta, que puede relacionarse con el gran mural de la oficina de Onda de la Caja de Ahorros de Castellón, del que nos ocupamos en una entrada anterior, así como con otras imágenes religiosas realizadas por aquellas mismas fechas, aunque a diferencia de otros dibujos no está cuadriculado, lo que impide saber si Safont lo tenía proyectado para realizar en un formato concreto.



 




miércoles, 24 de julio de 2013

Un abstracto clásico

En el año 1973 Manolo Safont realizó este cuadro, que podemos situar en un momento muy importante de su trayectoria, tras la superación de los primeros abstractos en los que figuras humanas más definidas presidían las composiciones, denunciando la opresión obrera por parte de un capitalismo feroz (un tema muy actual como puede verse), así como la falta de libertades, en una época en la que los últimos coletazos del franquismo eran bien patentes.
 
Entre 1973 y 1974 Safont realizó un conjunto de cuadros tremendamente importantes y el que reproducimos a continuación tuvo para él un especial significado, no en balde poco después de su realización lo depositó en el Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, en donde estuvo expuesto varios años en su sala principal, en compañía de obras de notables artistas contemporáneos españoles del momento.
 
Representa a una víctina de la represión, acribillada a balazos, pero se trata de una figura diluida en un intenso juego de colores y materia especialmente bien trabajada, que orienta la mirada del espectador en primer lugar hacia el lado meramente estético de la obra, pero el mensaje que transmite va llegándole poco a poco con posterioridad.


 
En los detalles de este mismo cuadro que presentamos a continuación, puede comprobarse la calidad de su trabajo, y el dominio del empleo de la materia, a la que él se refiere en muchos de sus apuntes manuscritos conservados. Son en realidad como pequeñas obras de arte por sí solos, aunque formen parte de un mismo trabajo.
 
 







 
 
 
 
 

miércoles, 17 de julio de 2013

Cerámicas de Manolo Safont en el Museu del Taulell d'Onda

La mayor parte de las piezas de cerámica realizadas y conservadas en la casa de Manolo Safont a su fallecimiento en 2005, pasaron al Museu del Taulell de Onda, que lleva su nombre, en donde hace años se llevó a cabo una exposición de las mismas, posteriormente fueron almacenadas y desde principios del mes de mayo del corriente año vuelven a estar expuestas al público y pueden ser contempladas por los visitantes del Museo.
 
Con este motivo se llevaron a cabo diversos reportajes gráficos para difundir la noticia, entre los cuales el más completo y extenso fue el realizado por Nadal Escrig para la edición digital de la revista <<El Triángulo>>, quien nos ha cedido y permitido la reproducción de dichas fotografías para su difusión en este blog, y no podemos hacer sino agradecer su amabilidad.
 
El enlace al citado reportaje es el que sigue a continuación:
 
 
Las fotografías siguen el orden establecido por el propio Museo para la exhibición de la colección de cerámicas de Manolo Safont, y aunque hay un cierto orden cronológico del conjunto, en realidad no fue esa la pretensión, sino la de la mera exposición de las mismas en un espacio concreto, para disfrute del público. Aún así, algunas de las piezas más antiguas se encuentran al comienzo del recorrido, y algunas de las más modernas al final del mismo.
 
A diferencia de otros artistas, Manolo Safont no fue guardando obras de cada una de sus etapas creativas, razón por la cual se echan a faltar algunos ejemplos de sus trabajos de tema religioso, o de tema decorativo, que fueron características de su producción en gran parte de los años sesenta. También falta alguna representación de sus obras de crítica al régimen político franquista de los últimos años de la década de los sesenta y primeros años de los setenta del pasado siglo, seguramente la etapa más conocida de su producción; pero ello no supone demérito alguno para el medio centenar de obras que componen la colección, sin duda alguna la más extensa e importante existente hoy en día.
 
A continuación reproducimos las fotografías realizadas por Nadal Escrig, para integrarlas en el discurso de este blog, con el fin de que nuestros visitantes también puedan tener una idea de conjunto sobre la producción de Manolo Safont, puesto que las entradas publicadas hasta el momento y las que en el futuro se realicen, abarcarán aspectos muy puntuales de su trabajo, o de su vida.


 
 


Las dos primeras imágenes contienen trabajos realizados principalmente a lo largo de la década de los años cincuenta del pasado siglo, y que en algunos casos se hallan muy próximos a sus producciones, hasta ahora muy poco conocidas, de finales de los años cuarenta.
 
 

En la fotografía anterior podemos ver una imagen femenina, que es un raro ejemplo de sus trabajos figurativos que caracterizan los últimos años de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, que plasmó sobre todo en piezas de temática religiosa. El cuadro de la parte inferior, en tonos verdes, es un buen ejemplo de sus primeros trabajos abstractos, realizados en la década de los años sesenta, y del mismo modo lo es el cuadro grande de la parte superior, con un estilo más depurado, que Manolo Safont estimaba especialmente y que decoró la sala de estar de su primera casa, en la plaza del Raval.



En la fotografía anterior casi veinte años separan la realización del cuadro de la parte superior izquierda, que es un bodegón de comienzos de los años sesenta, de su compañero de la parte derecha, pintado muy a finales de los años setenta. Y alrededor de unos diez a quince años después llevaría a cabo el cuadro de la parte inferior.



También es muy destacable en esta imagen el cuadro rojo de la parte superior derecha, una pieza muy importante y estimada por el autor, que creemos que pintó en la segunda mitad de la década de los años sesenta. Y de casi veinte años después es placa de la parte inferior izquierda de la fotografía, donada al Museo por doña Mª Pilar Gregorio.



También hay piezas de épocas distintas en la fotografía anterior. En esta ocasión hay que señalar que los cuatro cuadros pequeños de la parte central, así como el cuadro de la parte inferior izquierda corresponden a trabajos realizados en los años sesenta y entre ellos siempre ha llamado la atención la placa con la mano en rojo del propio artista, que se convirtió en una de sus señas de identidad. También se conserva un dibujo a color de la mano, que durante mucho tiempo estuvo colgado en la pared de su estudio, en la casa de la plaza del Raval. Los restantes cuatro cuadros fueron realizados a finales de los años setenta en un caso, y con bastante posterioridad los otros tres.








 
La práctica totalidad de piezas de las últimas fotografías corresponde a los décadas de los años ochenta y noventa del pasado siglo, y en especial entre las últimas se sitúan las de la imagen antecedente, que suponen una fractura con la mayor parte de su producción anterior, siendo unos trabajos un tanto inquietantes que será conveniente analizar mejor a través de la documentación conservada, para poder entender su significado real en el conjunto de su trayectoria artística.
 
 
 
 

martes, 2 de julio de 2013

Mural de la oficina de Onda, de la Caja de Ahorros de Castellón. 1963

En el año 1963 Manolo Safont recibió el encargo de realización de un mural de cerámica para la entrada de la sucursal de Onda, en la calle de San Miguel, de la Caja de Ahorros de Castellón. El tema que se le propuso fue <<La Sagrada Familia>> y las medidas del mural eran aproximadamente de 3 metros de altura por 2,50 de anchura. Su Importe: 25.000 pesetas.

Safont realizó un boceto del mural, cuyo paradero actual desconocemos, pero sí existe una buena copia del mismo, que nos permite tener una idea muy exacta de su idea inicial, pudiendo comprobar que el estilo aparenta suponer una vuelta atrás, pero en realidad no es así. Se trataba, únicamente, de responder a la necesidad de realizar una obra con finalidad decorativa para una institución pública y, que resultara fácil para un gran público. El boceto nos remite a los dibujos fechados unos pocos años antes, hacia 1958, pero el grado de calidad es tanto o más alto que el de aquellos.

Durante más de veinte años el mural estuvo expuesto al público, hasta que la Caja de Ahorros de Castellón remodeló su oficina y el mural se desmontó pieza a pieza, lo que supuso un arduo trabajo, puesto que la obra estaba compuesta por piezas de pequeño tamaño, aproximadamente de 5 x 5 cms., muchas de las cuales resultaron deterioradas. La institución propietaria lo donó por aquellas fechas al Museo de Onda, que lo guarda en sus almacenes pero no ha sido aún restaurado.

No conocemos fotografías a color del mural, pero sí al menos una en blanco y negra que lo muestra casi completo, y a continuación reproducimos unos detalles del boceto a plumilla (no sabemos si el original estaba coloreado), así como de la foto del mural.


Boceto a plumilla del mural de Onda
 
Detalle central del boceto
 
 
Fragmento del mural de cerámica
 
 
 
 

lunes, 1 de julio de 2013

Exposición en Madrid. Sala de la Dirección General de Bellas Artes. 1962

En el año 1962 Manolo Safont expuso en Madrid, en la Sala de Exposiciones de la Dirección General de Bellas Artes, en la calle Marqués de Cubas, 15. Por aquellas fechas la singularidad de sus trabajos había llamado la atención entre la crítica, porque no era frecuente en el panorama artístico español la presencia de artistas que empleasen la cerámica como modo de expresión, al mismo nivel que lo hacían los pintores y escultores de las vanguardias artísticas del momento.



El catálogo de la exposición contó con un sentido texto del periodista y escritor José Luis Castillo Puche (1919-2004), que en lenguaje de la época glosó las excelencias del Levante feliz [sic] de donde procedía el autor, así como la singularidad y excepcionalidad de su trabajo. Dice así:


En esta tierra de fruición que es el Levante feliz, justamente en la raya de Onda, tierra caliente como pan recién sacado del horno, o más bien como tierra hecha pan de arte cocido con los apuros de la necesidad, nos ha surgido un nuevo artista del barro, un nuevo ceramista, riguroso gozador de la luz y de los colores, sufrido develador del misterio que hay en esa dócil y nunca domada materia que es la tierra.
Safont es un hallazgo, un delicado y portentoso hallazgo. No busquemos en su obra ruido de los sentidos. La genialidad de Safont consiste en que, con elementos muy simples, él logra ese milagro que es la emoción profunda, la emoción metafísica. Hay en los paneles de Safont ese algo tan difícil que, partiendo de los datos objetivos de la naturaleza viva o muerta, es capaz de hacer que el corazón se paralice unos instantes y que la cabeza saque de adentro aquellas razones que el corazón sólo podrá reconocer como suyas en silencio y a costa de un doloroso trabajo. Quiero decir con esto que Safont no es un ceramista más o un decorador complaciente y experto. Safont es un artista original, sugestionante, patético, un artista originalmente grave y serio.
¿No hay en Levante un camino difícil para un arte duro, exacto, esencial, creador de formas inéditas, de formas casi trágicas, de formas diríamos que sagradas, frente a la avalancha de colorido y de riqueza que dan la tierra y el cielo? Aquí hay un artesano con inspiración matemática que bien pudiera servir de guía a muchos pintores, serviles entusiastas de la glosa superficial del ambiente. Safont es un trabajador fundamentalmente honesto. Él sabe que la arcilla, los colores y hasta las figuras son algo más que magia de las manos y archivo de un clima de comodidad. Y por eso su arte, que ha sido siempre arte sacrificado, rudo, heroico -porque su vocación y su vida lo son-, nos presenta en estos paneles auténticas apelaciones, radicales y últimas, contra el tópico de la decoración halagadora.
Que hablen los críticos de su técnica, tan personal, de sus ensayos e innovaciones, de su objetivación poética a base de artefactos domésticos y familiares. A mí me interesa principalmente destacar la personalidad de Safont, su resistencia a expresar solamente lo que la tierra y los colores parecen llamados a expresar, y sus esfuerzos por adentrarse en un mundo mucho más ambicioso. Así, sus paneles adquieren categoría de lienzos, en los cuales gravita un mundo de exploración comprometida y drámática. La cerámica de Safont, más que decoración es teoría, más que realidad palpitante es pesadilla, más que ritmo sensorial es geometría del espíritu...


La exposición estaba formada por veinticinco cuadros: bodegones, paisajes de Onda, figuras humanas, composiciones religiosas, y algunas otras de tema indefinido en el breve listado que aparece en el catálogo, en el que además se reprodujeron media docena de imágenes, en blanco y negro, que son de gran ayuda para tener una mejor idea de la manera de trabajar de Manolo Safont por aquellas fechas, ya que actualmente se conocen muy pocas obras de sus primeros años, entre las cuales las dos que se reproducen a continuación, cuyo paradero desconocemos.


Bodegón con calavera
 

 Figura con botella


Plaza del Almudín de Onda